Volver al orden (con un bebé)

¿Sabes ese momento en el que todas las piezas que componen tu horario están perfectamente encajadas? Esto te da paz y te ofrece la posibilidad de fluir a través de los días y las semanas, porque mucha parte del estrés se queda fuera.

Pues bien, la llegada de un bebé coge todas esas piezas y las revuelve. Pero las revuelve tanto, que algunas es que no las encuentras ni debajo del sofá. Y en esas estamos por aquí. La vuelta al cole me pilló de sopetón tras un verano en modo supervivencia con dos bichos de 4 y 2 años, y otra recién llegada. A eso le sumamos la vuelta a la oficina por parte de ambos padres, quitar el pañal a uno, las extraescolares del otro, la pequeña que no quiere biberón, la visita (necesaria) a la peluquería… y un montón de piezas más que hay que reordenar y encajar, y tú sólo ves que el día no tiene suficientes horas.

Pero llega un momento en el que te plantas, pones los brazos en jarras y dices “necesito cuarenta y cinco minutos en soledad”. Probablemente con media hora te sería suficiente, pero nos conocemos, antes de sentarte siquiera, aprovecharás para guardar la ropa de la silla de la habitación y retirar un poco ese ruido visual, o lo que es lo mismo, despejar un poco de juguetes la estancia.

Y a ese momento he llegado yo al fin. Me preparé un té chai, cogí la tablet y un cuaderno precioso (que estas cosas hay que hacerlas con motivación) y me puse al lío. Te cuento cómo organicé mi caos:

  • Lista de cosas que ya tienen un horario establecido (oficina para unos y colegio para otros, extraescolares, tiempos de preparación previa a estas actividades, tiempos de comidas, baño, noche de pizza y peli…)
  • Tareas o actividades que hay que incluir cada semana o mes (la compra, comer con los abuelos, pagos no automatizados, la tarea, tiempo de juego, batch cooking, lavadora…)
  • Lista de cosas por hacer que tienen fecha límite en los próximos tres meses (cambio de armario, comprar regalos de próximos cumpleaños, un evento que organizar, objetivos de un proyecto…)
  • Lista de cosas por hacer que no tienen fecha límite (ese álbum de fotos que quieres hacer, un proyecto de decoración, un lugar que visitar…). Seguro que esta es la lista más larga.

Una vez hecho esto, comienza a ubicarlo en el calendario, empezando por las tareas de la primera lista, ya que estas te dejarán ver el tiempo que te queda realmente libre. A partir de aquí, ve incluyendo las siguientes actividades en tu día a día. Para mi, Google Calendar es ideal, además de avisos para determinadas tareas, las puedes programar para que se repitan cada 2 semanas, por ejemplo, en el caso de ir al supermercado.

Pero no todo tiene que tener un horario fijado. También he comprendido que hay que fluir un poco y permitir a nuestros hijos tener la posibilidad de decidir qué les apetece hacer o cuándo, entre las opciones que tengamos. Está claro que para mí sería mucho más sencillo tener todo normalizado y cuadrado en un horario exacto en el que Alexa nos fuera informando de cuándo cambiar de actividad. Pero no todos los días tenemos el mismo ánimo, ni nosotros ni los niños, así que hay actividades que se repiten cada semana pero que no están agendadas en un momento concreto.

Estas tareas se quedan listadas, están presentes y accesibles a la vista, algunas las tenemos que hacer, y otras… las queremos hacer. Lo que debemos hacer es asignarles un día de la semana.

Entonces, ¿cómo organizarnos ese tiempo que nos queda? Aquí mi propuesta es crear bloques de tiempo: juego, casa, personal. Estos bloques pueden intercambiar su horario si el día lo requiere y en ellos puedes incluir la tarea que corresponda para ese día o escoger una de la lista.

Y ¿qué pasa con las cosas de la última lista? Muchas veces, por no tener fecha límite no encuentran cabida en nuestros calendarios. Mi propuesta: Cada mes escoge una, decide cuánto tiempo vas a necesitar para llevarla a cabo y asígnale una semana. Así podrás encontrarle su momento cuando vayas a revisar la agenda.

Todo esto no tiene ningún sentido si no somos constantes y capaces de realizar el proceso cada dos semanas al menos, actualizando las listas y asignando tiempos concretos a las tareas pendientes.

Puede parecer complicado o tedioso, pero de verdad que una vez invertida esa primera media hora, el resto es coser y cantar y, el domingo, mientras se cocina la comida de toda la semana, en un momento podrás asignarle tiempo a todo lo que quieres hacer.

¡Pruébalo y me cuentas!

Y si alguien tiene el secreto para hacer que una bebé de 7 meses tome biberón, por favor, ¡que no se lo guarde!

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